Ese recurso, anunciado en marzo por la directora ejecutiva Luana Volnovich, serviría para aliviar el costeo de alquileres y servicios como agua, luz y gas. Sin embargo, nunca había sido transferido.
“Quedó claro que si los trabajadores no movilizamos, la ayuda a nuestros centros de jubilados sería una eterna deuda pendiente”, señaló Romeo Aguiar, delegado de ATE en PAMI. Durante este tiempo, los centros de jubilados sobrevivieron gracias al aporte de bolsillo de los afiliados.
ATE reclamó la cancelación de los compromisos asumidos y volvió a insistir en el pago a pedicuros, enfermeros y masoterapistas que se desempeñan en los centros de jubilados, como así también a talleristas de yoga, canto y baile que desde marzo ofrecen sus servicios online.
