Ese día, más de cinco mil personas salieron a las calles para reclamar mejoras en las condiciones de los subsidios, la implementación de un plan alimentario bajo gestión de los propios desocupados, insumos para centros de salud y escuelas, desprocesamiento de luchadores sociales y el fin de la represión, en el marco de una profunda desocupación. Ocurría a seis meses de las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre del 2001 frente a la crisis desencadenada tras las políticas económicas neoliberales de más de una década: convertibilidad, privatizaciones de las empresas estatales, desregulación de la economía, corridas bancarias y fugas de capitales fueron algunas de las causas que generaron un estado débil de derecho.
Aquél 26 de junio, además de las muertes, 33 personas sufrieron heridas por disparos de los efectivos que participaron de la represión -Policía Federal, la Bonaerense, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval- y 160 manifestantes quedaron detenidos. Como desenlace de la masacre de Avellaneda, el presidente interino Eduardo Duhalde tuvo que adelantar las elecciones. Desde entonces su figura política ha ido en decadencia.
La Central advierte sobre un nuevo avance de la política neoliberal en el país
A 15 años de estos tristes sucesos, la CTA advierte sobre un nuevo avance de la política neoliberal en el país, donde la escalada de desocupados y precarizados crece cada día, el ajuste del Estado golpea familias enteras que ya no pueden garantizar el alimentos en sus casas y la escalada en la represión y la persecución a los dirigentes gremiales que luchan avanza sin tregua. Sin embargo, la batalla por un mundo más justo, como el que soñaron Darío y Maxi, sigue intacto hoy más que nunca.