Un profundo pesar embarga a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y a la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Autónoma de Río Negro por el fallecimiento del histórico dirigente provincial, Raúl Sotto, quien dejó este mundo recientemente.
El próximo 4 de febrero, Raúl cumpliría 66 años, tras llevar una vida plena de compromiso, militancia y acción social; desde el barrio, el peronismo y el sindicato. Una vida que lo enfrentó cara a cara con el horror de la última dictadura militar, que le dejó duras secuelas que debió sobrellevar hasta el final de sus días.
Quienes pudieron conocerlo y compartir con él parte de su vida, saben de su simpleza y alegría. Su dedicación hacia los trabajadores, hacia los compañeros. Los golpes recibidos durante la dictadura, hace algunos años comenzaron a ser crueles con su integridad física, pero no pudieron con su esencia.
Raúl Sotto, se desempeñó como auxiliar administrativo en el Hospital de Cipolletti y, a nivel sindical, llevó adelante diferentes funciones provinciales.
El histórico dirigente de ATE partió, pero nos seguirá acompañando en cada lucha
Desde el año 1998 que se afilió a la entidad, fue Delegado Sindical en varias oportunidades, integró el Secretariado del Consejo Directivo Provincial y fue Revisor de Cuentas. Desde los últimos comicios, era Revisor de Cuentas en la Comisión Ejecutiva Provincial de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Autónoma de Río Negro y Vocal de la Comisión Administrativa de la Seccional Alto Valle Oeste de ATE.
Siendo trabajador estatal, a los pocos días de comenzar la dictadura militar de 1976 sufrió varios atropellos y allanamientos de manos de las fuerzas de seguridad, tras lo cual fue detenido, violentado y torturado por más de una semana. El compañero estatal estuvo detenido en la Comisaria 24 de Cipolletti. «Nos sometieron al ‘submarino’, pusieron un fuentón con agua y nos hacían tirar al piso con la cabeza dentro del agua, mientras que uno o dos se paraban encima nuestro, así me reventaron un tímpano», recordaba el dirigente en su declaración en el Juicio La Escuelita II en 2012.
Su testimonio y el de otras víctimas de delitos de lesa humanidad cometidos en las provincias de Neuquén y Río Negro, permitieron que -tras la desestimación en un primer fallo absolutorio del Tribunal Oral Federal de Neuquén- en el año 2015 se condenara a integrantes de la Policía de Río Negro y miembros de Gendarmería Nacional, como los represores Jorge Gaetani y Jorge Sachitella.
La clase obrera rionegrina en general, ATE y la CTA en particular, perdieron a un gran hombre y un gran militante. Como él solía decir, la única verdad es la realidad, y hoy, la realidad, nos duele hasta el alma.
